HOSPITAL DE MATERNIDAD SUIZO DE ELNA

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El rastro de la guerra me ha traído hasta Elna, un municipio francés situado en los Pirineos Orientales. En la región de Languedoc-Rosellón, se encuentra el castillo de Bardou, Monumento Histórico desde 2014. Este lugar no destaca únicamente por su arquitectura art nouveau y su cúpula de cristal. Este lugar constituye un testimonio de la ayuda mutua, la dedicación y la solidaridad de l@s jóvenes voluntari@s de las asociaciones humanitarias, en aquel oscuro período de la historia.

ELNA, UN OASIS DE VIDA.


Para poder comprender por qué este emplazamiento ha llegado hasta nuestros días siendo considerado un oasis de vida, debemos retroceder en el tiempo y situarnos en Europa a principios del S.XX. En concreto, en la España de principios del 39. La caída del frente de Cataluña y la toma de Barcelona en enero de 1939 suponen el comienzo del éxodo masivo de republicanos españoles que huían de la victoria del ejército de Franco. El exilio que se desencadenó al finalizar la guerra civil española ha pasado a la historia como una de las diásporas más dramáticas del S.XX.

 La maternidad, dirigida por Elisabeth Eidenbenz bajo el patrocinio de «Seguridad a los niños de la Cruz Roja suiza», vio nacer a 597 niños desde 1939 a 1944. Las madres, víctimas inocentes del Exilio español y de la Segunda Guerra Mundial.

la-maternidad-de-elna-bellum-nostrumLas autoridades estimaron  en 500.000 las personas que fueron re alojadas de emergencia en los Pirineos Orientales. Un tercio de ellos eran mujeres, niños y ancianos.

Ante esta tragedia, Elna y sus habitantes tuvieron un papel capital en la recepción de miles de mujeres ya que fue aquí, en el castillo de Bardou, donde una joven mujer, Elisabeth Eidenbenz, liderará una feroz lucha para salvar a la mayor cantidad  posible de mujers, niños y bebés del frío, el hambre y las epidemias que asolaban los campos de concentración situados en Argelèssur-Mer , Saint-Cyprien y Rivesaltes. Las condiciones de estos campos hicieron que las posibilidades de supervivencia de un recién nacido fueran prácticamente nulas, además de significar el parto, un gran peligro para las madres  y es que hay que tener en cuenta que la mortalidad de los recién nacidos en estos campos superaba el 90 %.

La maternidad

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Durante la Guerra Civil, Elizabeth estuvo en Burjassot como cooperante de la organización suiza pacifista «Swiss Secours for War Victims» y tras el fin del conflicto recibió el encargo de la organización de instalar un hospital de maternidad próximo a los campos de concentración del sur de Francia. Su misión principalmente fue buscar mujeres embarazadas y trasladarlas hasta el improvisado hospital de maternidad para facilitar que pudieran dar a luz en condiciones favorables. En resumidas cuentas, «salvar a las madres embarazadas y a sus bebés recién nacidos de una muerte prácticamente segura». Elizabeth Eidenbenz logró ubicar  la ‘Swiss Elder Maternity’ en un palacete de tres pisos, construido en 1900  que se encontraba para aquel entonces semiabandonado a las afueras de Elna, en la carretera a Montescot. Su restauración costó 30 000 francos suizos, que aportó la asociación.

Las fotografías anteriores, tomadas en el interior de la casa-museo, intentan reflejar la vida cotidiana de un puñado de mujeres que convirtieron este lugar en un ‘santuario’ en tiempos de miseria, enfermedad, hambre y desesperación. Si quieres ver más imágenes, puedes hacer click aquí.

Debido a las dificultades, la asociación se fusionó con la Cruz Roja en enero de 1942.

El centro utilizaba para los suministros los corredores sanitarios de la Cruz Roja Internacional. Consistían principalmente en leche condensada y en polvo, chocolate, queso, conservas, harina, azúcar y arroz, además de biberones y medicinas. El resto de material procedía de colectas y ayuda humanitaria. Además, la escuela de enfermería suiza enviaba dos o tres profesionales cada seis meses. Del resto de actividades se ocupaban voluntarias y refugiadas de los campos. Se atendían, de media, 20 partos mensuales. Disponía de 50 camas, distribuidas por habitaciones de entre cuatro y ocho camas cada una. La  mayoría de estas habitaciones habían sido bautizadas con nombres de ciudades  españolas: Barcelona, Bilbao, Madrird, Santander y Zaragoza, así como otras recibieron el nombre de lugares como Suiza, París o Polonia. La temida sala de partos, bautizada por las refugiadas españolas con el nombre de Marruecos’ en alusión al terror que produjeron las tropas moras a su paso por aquellos lugares que iban conquistando durante la contienda, era una pequeña habitación blanca dotada de una cama, una mesa, un lavabo y un armario para los utensilios de la comadrona.

Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el sur de Francia fue ocupado por los alemanes en noviembre de 1942 comenzando la persecución de judíos para su deportación a los campos de exterminio. A pesar de la política de neutralidad de la Cruz Roja que impedía acoger a refugiados políticos, la maternidad burló la prohibición y comenzó a acoger a madres judías que huían de la persecución nazi, falseando sus identidades. Este afán por ocultar y salvar mujeres judías hizo que la Gestapo realizase frecuentes visitas e inspecciones. La «señorita Isabel» como las exiliadas españolas solían llamarla, fue detenida. La maternidad fue clausurada por el ejército alemán en la Pascua de 1944.

Durante más de cincuenta años este lugar fue olvidado por la historia …

    • En la década de los ´90, el castillo en ruinas fue restaurado un artesano vidriero con el fin de establecer en él su taller.
    • En 2001 el nuevo propietario conoció a Guy Eckstein, uno de los niños de ascendencia judía que había nacido en la maternidad. Juntos decidieron buscar a Elisabeth Eidenbenz que se encontraba retirada en la población de Rekawinkel, cerca de Viena.
    • En 2002, la historia -perdida en el olvido- salió a la luz cuando el ayuntamiento de Elna junto con los vecinos, decidió hacerle un homenaje institucional con un emocionante reencuentro. A partir de este momento comienza el verdadero reconocimiento a su labor, con la publicación de varios libros y documentales y la concesión de varias distinciones internacionales.
    • En 2005 el ayuntamiento de Elna adquirió el edificio y lo convirtió en un espacio museístico que además acoge exposiciones permanentes y temporales.

En 2012  la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) dedicó un seminario y una exposición itinerante de la Maternidad por diferentes ciudades.

Exposición Temporal Philippe Domergue

Desde el viernes 6 de julio, el artista Philippe Domergue muestra una serie de obras tituladas ‘Memorial Retirada’.  Esta exposición basada en el acto fotográfico se amplía mediante collage, escultura e instalación. Philippe Domergue sugiere una relectura de fotografías de Manuel Moros durante el exilio de los republicanos españoles en Roussillon en 1939. Estos documentos ilustran la gran tragedia humanitaria, el resultado de la Guerra Civil española, en la víspera de la segunda Guerra Mundial. Casi 80 años después, Philippe Domergue ofrece una reinterpretación de estas imágenes tomadas desde Cerbere en el campamento de Argelès. Su aproximación a la reapropiación plástica le da al episodio histórico de la Retirada una fuerza excepcional, porque las fotografías parecen transportadas hasta nuestros días bajo contornos físicos muy concretos: el objeto fotográfico se apodera de nosotros, nos cuestiona y nos compromete con una reflexión sobre nuestra percepción del mundo. Philippe Domergue introduce un nuevo eco histórico y creativo dentro de las paredes de la Maternidad Suiza.

Del 6 de julio al 23 de septiembre de 2018, de martes a domingo de 10:00 a 12:30h y de 14:00 a 18:00h.

Había niños que estaban esqueléticos, porque la comida en Argelès era escasa, pero lo peor era para los recién nacidos. Había un bebé que lloraba noche y día, de hambre. Sólo callaba cuando se dormía. Titiritaba de frío y las mantas estaban mojadas de esos días lluviosos de febrero. Sólo cuando no soplaba el viento y el sol calentaba un poco, esa pobre madre hacía un hoyo en la arena de la playa y  enterraba al bebé dejándole sólo la cabecita fuera. Pero al cabo de quince días murió. Se murió de hambre y de frío, y lo enterraron en la playa de Argelès.

Yo salía de cuentas pronto, y me imaginaba ese infierno con mi recién nacido. No sabía qué hacer, ni a quién pedir ayuda. En esos días tan tristes apareció una mujer, muy joven, extranjera que se hacía llamar «Señorita Isabel». Me dijo que había organizado una maternidad casera, en Elna, cerca de Perpinyà. Allí podría parir con garantías de supervivencia para mí y para mi bebé. Se me abrió una luz de esperanza. Setenta años más tarde supe que aquella joven mujer ayudó a cientos de mujeres embarazadas en cuatro años, entre ellas, yo.

Estas vivencias se recogen en el libro «La Maternidad de Elna» , imprescindible leer para conocer estas historias de mujeres, injustamente olvidadas.
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