DESTACAMENTO PENAL DE BUSTARVIEJO

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El destacamento penal de Bustarviejo es, el «símbolo vivo» de un tiempo oscuro en nuestra historia más reciente. Este lugar enclavado en la Dehesa Vieja, rodeado de montañas rocosas  de la Sierra Norte de Madrid, tiene un poder único para inspirar el conocimiento del contexto histórico, del hombre y de la Naturaleza circundante, en un paraje impresionante. Constituye, sin lugar a dudas, un bello paisaje, pero sólo si se contempla en “libertad”.

“los presos vivían apartados de la civilización”

En este emplazamiento encontraremos cientos de testimonios de las penalidades indecibles sufridas por los presos procedentes de todo el país obligados a vivir allí trabajando hasta la extenuación así como sus familiares, mujeres e hijos principalmente, condenados a acompañarlos en su largo peregrinar por cárceles y campos de trabajo en lo que se denominó “turismo penitenciario”.

Presos condenados a trabajos forzados en la construcción de las vías del tren Madrid-Burgos [una obra que comenzó bajo la dictadura de Primo de Rivera y que continuarían los presos del franquismo -también de los otros ocho destacamentos de los pueblos de alrededor- y que, a pesar de casi una década de trabajos forzosos, no se inauguraría hasta 1968].

 “la mayoría de los presos eran presos políticos represaliados que lucharon con el bando republicano durante la Guerra Civil”

Construyeron 9 km de vías, cavaron dos túneles de 395 y 248 metros, dinamitando y barrenando a maza en roca viva; tallaron la piedra y molieron la grava; levantaron un viaducto (de 26 metros de altura, con 11 arcos de 12 metros de luz) y construyeron la estación de ferrocarril de Bustarviejo ; hicieron taludes a pico y pala y colocaron el balasto y las vías. Las condiciones de trabajo eran muy peligrosas en los túneles y en el viaducto, a 30 metros de altura y sin protecciones.

“las vagonetas cargadas de piedras y escombros sacados del túnel eran tiradas por una o dos mulas. Y cuando faltaban mulas, enganchaban a varios presos”


LA ESPAÑA FRANQUISTA TRAS LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

España era una inmensa prisión, con unos 280.000 presos. Tras los 192.684 fusilamientos y la depuración de los funcionarios del Estado (sobre todo los maestros), el sistema penitenciario era el eje de la expiación de los pecados junto al control ideológico impuesto mediante la censura, la religión, la reeducación y la propaganda.

En 1938 Franco creó mediante Decreto el Patronato de Redención de Penas por el Trabajo. De este modo, la reconstrucción del país destruido durante la guerra, se fundamentó en una economía especulativa basada en el “robo” del salario de los presos-trabajadores.

“los presos políticos pagaron doblemente por su desafección al Régimen, una con su trabajo casi esclavo y otra con su salario”

Todos los presos cobraban un “salario”. La empresa contratista pagaba a la Jefatura del Servicio Nacional de Prisiones el salario íntegro de cualquier trabajador libre”. De este salario, el régimen franquista abonaba un subsidio de 50 céntimos por día a cada preso, 2 pesetas a su mujer (si estaba casado) y 1 peseta por cada hijo y/o hija menor de 15 años. El resto se ingresaba en la Hacienda.


ARQUITECTURA PARA LA REPRESIÓN

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Este sistema de represión concebido para «la expiación, el arrepentimiento y la redención «mediante el trabajo, la obediencia, la disciplina y la sumisión, pretendía incidir sobre la ideología -con especial énfasis en la religión católica-y la conducta de los “vencidos” y debe entenderse como un proyecto de ingeniería social.
La fundamentación teórica del nuevo régimen penitenciario se basó en los conceptos católicos de pecado, expiación de la culpa y perdón sustituyendo a los conceptos de derecho de delito, pena y amnistía. La base penal fue el trabajo forzoso a cambio de reducción de condena como una especie de gracia concedida al preso para su rescate físico y moral a través de la reconstrucción de un país arrasado por la contienda bélica.

“los domingos  tenían que ir a misa y comulgar porque era obligatorio. No se podían negar. En los meses de invierno, salían del Destacamento a pie y en fila, con policías delante y detrás con el mosquetón colgando, y recorrían los 2 kilómetros que separan el Destacamento del pueblo

Los restos conservados incluyen los barracones de reclusión, cuatro garitas de vigilancia de la Policía Armada, una celda de castigo, estructuras de trabajo para labores de cantería, caballerizas, cuadras para los bueyes y los basamentos de unas cuarenta chabolas de piedra cubiertas de ramas, construidas por los presos en la ladera del monte adyacente para albergar a sus familiares, un mecanismo de vigilancia más poderoso que las alambradas de espino.


EL DESTACAMENTO

tras-el-rastro-de-la-guerra-destacamento-penal-de-bustarviejo DETALLE DEL INTERIOR DEL PATIO

El espacio de los barracones de reclusión se organiza en torno a un patio central que servía para el recuento de los presos, la celebración de misas y adoctrinamiento, con un pilón donde lavaban su ropa. Además de los dormitorios colectivos donde se les encerraba por la noche, había letrinas, cocina y economato, despachos de Policía y de funcionarios de prisiones.

“estos destacamentos suponían para los presos la última estación antes de la libertad, donde reducían su condena a través del trabajo y desde donde accederían al tercer grado”

En su entorno se encuentran las garitas de vigilancia, la celda de castigo, la Casa del Teniente, las cuadras, los polvorines, caseta de herramientas, cantera y la propia vía férrea. Las garitas de vigilancia, con centinelas de la Policía Armada están  orientadas hacia el exterior por miedo a la guerrilla muy activa en 1946/47 en la cordillera desde Somosierra. Los policías patrullaban los alrededores, vigilaban los barracones y los explosivos, y organizaban los recuentos.

el cineasta Fernando Trueba rodó en el penal parte de “La reina de España”, y cedió muebles de atrezzo que se pueden visitar en una de las salas destinadas al dormitorio de los presos.

 LAS CABAÑAS DE LOS FAMILIARES

Igualmente interesantes son los restos de unas cuarenta diminutas cabañas, de unos 4 metros cuadrados cada una, erigidas por los presos en las laderas del monte para albergar a sus familias. De este modo, los familiares pasaron a formar parte del propio sistema represivo, pues su presencia en las inmediaciones del penal fue la manera más eficaz de evitar que los presos se fugaran o adoptaran conductas rebeldes.

CÓMO LLEGAR

como-llegar-destacamento-penal-bustarviejo-bellum-nostrum FACHADA DE LA ANTIGUA ESTACIÓN DE TREN DE BUSTARVIEJO

La mejor opción para llegar al Destacamento Penal es la ruta que parte desde la antigua estación de ferrocarril. La estación se encuentra ubicada al final de la calle de la Cuesta, a unos 2’5 km de la calle Mayor, a las afueras del pueblo. Durante este kilómetro y medio que separa la estación del Destacamento se pueden apreciar las infraestructuras realizadas por los presos: la estación, las vías del tren, el viaducto y uno de los túneles.

“la dinamita se hacía estallar a las 12:00 h del mediodía y servía de “reloj” para los vecinos del pueblo”

Por el margen izquierdo de las vías, hay un camino que facilita bastante el recorrido. En un primer momento se camina sobre el viaducto y,  justo después de atravesar uno de los túneles hay que cruzar las vías y la «puertecita» del antiguo muro de piedra que, conduce hasta el destacamento. Desde aquí ya se ven las primeras construcciones. El camino está señalizado y existen paneles informativos que te ayudarán a interpretar el paisaje.

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ACCESO DESDE LAS VÍAS DEL TREN

“la Asociación los Barracones invita a las instituciones educativas y al público en general a visitar este sitio histórico y a abrir la reflexión y el diálogo sobre el trabajo forzado como instrumento de represión”.

Si quieres visitar el destacamento penal de Bustarviejo, es muy recomendable que te pongas en contacto con la Asociación “Los Barracones” quien, en colaboración con el Ayuntamiento, ofrece visitas guiadas gratuitas todos los primeros sábados de cada mes.

Parte de este texto ha sido extraído de ‘Nuestra historia’: revista de Historia de la FIM, ISSN 2529-9808, Nº. 4, 2017, págs. 229-233 publicado por José Manuel Fernández, ex alcalde de la localidad.

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